Las personas detrás de Apuk

Nacida en Carchi, Maricela es diseñadora de las chaquetas Apuk y uno de nuestros motores creativos. Puede diseñar, cortar, coser y hasta cuadrar presupuestos, todo con una sonrisa. Le encantan los viajes, los vegetales orgánicos y darle nueva vida al denim. Desde 2021, transforma jean viejo en magia andina con un toque de humor y mucho amor por su cultura.

Desde Imbabura, Marthita es la mente y las manos detrás de nuestros jeans más queridos. Prefiere que hablen sus costuras antes que las cámaras: odia las fotos, pero ama ver novelas y compartir con sus nietos. Su experiencia en costura es tan profunda como su calidez. Desde 2021, aporta alma a cada prenda sin necesidad de palabras.

Fundador de Apuk y alma inquieta del proyecto. Diego es quien conecta diseño, sostenibilidad, fotografía y cultura underground. Sueña con un Ecuador que vista con orgullo lo suyo, mientras cocina, crea y escucha música electrónica escondida en lo más profundo de SoundCloud. Su energía creativa impulsa al equipo desde el día uno con visión, pasión y buena onda.

Mamá de Diego y mamá logística de Apuk. Paulina es quien coordina la operación y distribución desde Ecuador: nada sale sin pasar por sus manos. Organizada, cálida y precisa, mantiene el ritmo del taller y la comunicación con artesanas y proveedores. Su fuerza tranquila es parte esencial del alma de Apuk, aunque a veces no se vea en cámara.

Sostenible en números y en espíritu. Andre se encarga de que todo cuadre: desde los costos hasta los sueños. En su tiempo libre sube montañas, explora arte y planea su próxima aventura. Forma parte de Apuk desde 2022, probando que los números también pueden tener corazón.

Nacido en Imbabura y actualmente radicado en Nueva York, Gustavo es nuestro puente creativo y logístico con el mundo. Chef en cocinas de alto nivel, productor de eventos y contenidos multimedia en la gran manzana, lleva la esencia de Apuk en las venas. Es el que representa la marca en ferias, fiestas, calles y estudios de NYC, conectando nuestra visión con otras culturas. Apoya en logística internacional, en ideas creativas, y sobre todo, en recordarnos que ser de Ecuador es un orgullo que se puede gritar (¡o vestir!) en cualquier rincón del planeta.